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La Crianza

Una familia

Ser padres no es fácil. Enseñarles a los chicos qué está bien y qué está mal es aún más complicado. La crianza requiere tener en consideración varios aspectos importantes que hacen a la realidad cotidiana, a los modales, a los ideales, a la forma de vincularse con el mundo y a la educación. La herramienta principal a la que hay que cuidar y "hacer crecer" es la comunicación abierta.

Es importante educarlos con valores positivos: ser buenos ciudadanos, responsables, respetuosos y buenas personas.

"Responder a sus preguntas y decirles por qué hemos dicho determinada cosa es lo mejor. Otra de las ventajas es que los niños, desde pequeños, aprenden a desarrollar sus razonamientos ante los acontecimientos que la vida les presenta, en lugar de repetir lo que dice el papá o la mamá", explicó la psicóloga Adriana Guraieb.

Además, mantener canales de comunicación abierta ayuda a evitar la formación de mentes prejuiciosas y rígidas. Esto permite que el niño tenga un espacio para participar activamente cuando entiende lo que le explican y de esta forma estará mejor dispuesto a recibir sugerencias.

Si la situación se torna complicada se recomienda la consulta con un especialista en psicología para aclarar y elaborar un modo de restaurar el vínculo.

Otro aspecto muy importante es poner límites, pero a veces no es tan fácil hacerlo. Hay que pensarlo, plantearlo, mantenerlo y respetar lo que se haya dicho, porque nunca es buena idea establecer reglas que no se van a cumplir. Deben ir de la mano de la disciplina, primero estudiar y luego divertirse

"Esta enseñanza les servirá para el resto de sus vidas, y ya cuando entren en la vida laboral, estarán preparados para cumplir con las responsabilidades y luego permitirse las diversiones y expansiones sociales", detalló la especialista.

El rol de la madre

Es sabido de la importancia que tiene la mamá en los primeros meses y año de vida. De la relación y del vínculo que se forme entre madre e hijo, dependerá cual será la personalidad del niño y las conductas que más tarde tenga de adulto.

Las vivencias, relaciones y vínculos que el niño establezca en el primer año de vida, son claves en el desarrollo de su personalidad. Desde el mismo momento de la concepción, se establece entre madre e hijo, un vínculo muy estrecho a nivel emocional, que se acrecienta con el momento del nacimiento, la lactancia, y más tarde con la crianza en los primeros años de vida.

Según varios estudios realizados, la forma en la que interactúa la madre con su bebé, está relacionada con el comportamiento que tendrán los niños hasta su adolescencia. Y según estos mismos estudios, aquellos niños más caprichosos o con problemas serios de conducta, se corresponden con aquellos niños que no habían sido atendidos en sus demandas o aquellos que habían sido sometidos a diversos castigos, ya sean físicos o psicológicos, en los primeros momentos de su vida.

Por el contrario, aquellos niños más predecibles y menos caprichosos, han sido aquellos que más habían sido estimulados cognitiva y emocionalmente por sus madres y a los cuales se les había atendido en sus demandas. Es por esto que se dice que a aquellos bebés que son sostenidos en brazos y atendidos rápidamente a sus llantos y demandas, lejos de malcriárseles, se los está ayudando a ser niños y adultos más seguros, menos conflictivos y estables emocionalmente.

¿Pero qué ocurre en aquellos casos en los cuales la mamá no está presente?

Muchas veces, ya sea por motivos familiares o por el fallecimiento de ésta, el niño no tiene la suerte de contar con la presencia materna. Si bien una mamá es casi irremplazable, en estos casos, este rol puede ser asumido por alguna abuela o alguien muy cercano al niño, que sea la persona encargada de su crianza. A modo de conclusión, podemos afirmar que una crianza basada en el amor, en el respeto y en la delineación de los límites, son las claves para una infancia y una adultez plena.

¿Y los regaños?

Según los expertos, la reprimenda debe ser correctiva y fomentar la reflexión. En este artículo, te explicamos cómo "reñir" a tu hijo de un modo constructivo. El objetivo de regañar o reñir al niño debe ser educarlo, que aprenda y rectifique. Por este motivo, las reprimendas deben ser constructivas; de lo contrario, no llevará al aprendizaje ni a la mejora del comportamiento del pequeño.

Los caprichos, la desobediencia, las peleas entre hermanos y los actos de rebeldía suelen ser la principal causa de los regaños por parte de los padres.

Pero ¿cómo influyen los reproches de los padres en el estado emocional de los pequeños? ¿tienen una función positiva o negativa?

Según los resultados de algunos estudios llevados a cabo en Estados Unidos, si los padres regañan con cierta violencia, pueden influir negativamente en el desarrollo emocional del niño y repercutir en sus relaciones con los demás cuando llegue a la edad adulta. Si bien muchos padres consideran que el hecho de regañar al niño va estrechamente ligado a la crianza y la educación de l o s hijos, es necesario que aprendan a no excederse en el tono.

La reprimenda debe hacerse en el tono más calmado y pausado posible. Y, según la edad del niño, debe argumentarse, evitando las imposiciones. La corrección debe invitar al pequeño a reflexionar sobre lo que ha hecho mal para que sea capaz de verlo por sí mismo y modificar su comportamiento.

No hay que olvidar que los pequeños se limitan a imitar lo que ven en su entorno familiar. Así, no se le puede exigir disciplina, calma o un comportamiento tranquilo y equilibrado si no la recibe de sus padres. Las rutinas, la organización y la serenidad de los padres serán siempre las mejores armas para regañar al niño de la manera más constructiva posible.

Consejos y recomendaciones para llevar a cabo una buena crianza

– Reforzar con actitudes y con palabras el amor de la familia hacia el niño.

– Los padres, como pareja, deben evitar descalificaciones mutuas delante de los chicos.

– Prestar atención si la criatura llora con mucha frecuencia y si cuenta con una buena salud. De no ser así, es momento preguntarse qué está pasando en el hogar para que el niño dé muestras de que está sufriendo.

– Como padres, se debe tener una mente flexible durante la infancia de los hijos. Esto se debe a que los chicos atraviesan crisis de crecimiento, adaptaciones a nuevos compañeros o tal vez padecen bullying. Si no están preparados para los cambios psicosociales, es difícil que puedan entenderlos, ya que los niños se cierran y no hablan.

– No permitirle abusos de gritos, manifestaciones de violencia, malos tratos a padres, hermanos o compañeros. Hay que enseñarles que hay otros modos de expresar el malestar que sienten.

– Evitar tratar de compensar el poco tiempo que los ven con regalos y/o concesiones a los límites previamente establecidos.

– Tener conciencia plena que como padres ellos aprenden un determinado modelo de conducta. Hay que tener mucho cuidado con esto ya que los niños copian y si se da una situación agresiva lo más probable es que el niño aprenda que la comunicación también implica violencia verbal.

– Participar de sus actividades, ya sean infantes, púberes o adolescentes. Acompañarlos a una cancha, participar en actividades lúdicas que les gustan les hace muy bien.

– Cuando los niños tienen un comportamiento incorrecto, se recomienda hablar antes de sancionar y transmitir por qué los padres están disgustados. Luego de esto, se debe poner un límite o sanción que explique los motivos.

– La firmeza en las explicaciones les transmite seguridad a los hijos.


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