La anestesia epidural o anestesia peridural es la introducción de anestésico local en el espacio epidural, bloqueando así, las terminaciones nerviosas en su salida de la médula.
Por lo tanto su distribución será metamérica, o sea se anestesiará la zona del cuerpo que corresponde a los nervios que han sido alcanzados por el anestésico local inyectado. Fue descubierta en 1921, por el español Fidel Pagés.
Cuando la madre llega a una dilatación de 10 centímetros y la cabeza del bebé comienza a presionar se desencadena el reflejo de pujar. Antes, la anestesia epidural se administraba en dosis únicas y más concentradas, por lo que sí se tenía un riesgo de insensibilización y parálisis motora que perjudican la capacidad de pujar.
En la actualidad, la anestesia epidural bloquea el dolor pero no bloquea la movilización por lo que la madre es capaz de sentir las contracciones y el deseo de pujar. Lo único que se elimina es el dolor de cada contracción, pero puede sentir una presión o tensión muscular.
Adicionalmente, durante el parto la madre y el bebé son monitoreados y se puede determinar el momento en que va a llegar una contracción. El anestesiólogo controla en todo momento la cantidad y tipo de medicación que se administra, en una primera etapa el objetivo del anestesiólogo es aliviar las contracciones uterinas, luego el objetivo será aliviar el dolor en la vagina y el periné cuando se encuentre dilatado y listo para el paso del bebé. Si se empieza a bloquear la movilización, sensación de debilidad en las piernas, o algún otro contratiempo, el anestesiólogo disminuirá la cantidad o varía la medicación, e inclusive se puede administrar otro medicamento por medio del catéter epidural.
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