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Potencia su autonomía

Mama ayudando a lavar las mano de su hija La autonomía es la capacidad de tomar decisiones sin intervención de influencia externa. Este proceso dota de libertad al ser humano y es necesario para lograr un desarrollo completo.
El de autonomía es un concepto que parece muy claro en los adultos, pero quizás menos en los niños y los bebés, a los que seguimos tratando con cierta condescendencia y ofreciendo un ambiente de protección excesivo, cuando lo más apropiado es ofrecerles mayor grado de libertad para que desarrollen sus capacidades sin intervención externa.
Incluso los bebés de menor edad son capaces de hacer muchas cosas por sí solosclaro está, que la supervisión de los padres siempre es necesaria.

Medir la autonomía infantil
Esta se mide atendiendo a tareas necesarias para el desarrollo de bebés y niños e incluye aspectos como los hábitos alimenticios, la higiene personal y el descanso. En los primeros años de vida, y también más adelante, los adultos deben observar a los pequeños y tutelar, pero no interferir sus comportamientos ni tratarlos como seres incapaces.
El hecho de que asimilen hábitos y comportamientos adecuados en alimentación, higiene, descanso y también movilidad es fundamental para que ganen en responsabilidad. Los bebés y niños deben ser capaces desde las primeras etapas a ser sujetos de pleno derecho pero que también tienen capacidades y responsabilidades, y que, con buenos hábitos y trabajo, sus metas podrán cumplirse.
Sin embargo, para lograr estos objetivos es importante que los pequeños se desarrollen en un ambiente emocional y físico adecuado. Los adultos deben tener una buena comunicación con los niños, respetar sus ritmos y acompañarlos y cuidarlos, pero que ese acompañamiento sirva como guía, no como imposición.

La autonomía infantil y los hábitos de alimentación
La alimentación es un proceso muy apropiado para enseñar a los bebés y niños los hábitos de comportamiento correctos porque es una actividad de rutina. Por lo tanto, es importante que los niños se laven las manos antes y después de comer, usen la servilleta para limpiarse, aprendan a usar cubiertos, mastiquen bien la comida, respeten la comida de los compañeros de clase si comen en la guardería o en el comedor escolar y, por supuesto, colaboran en las tareas de recolección.
Con respecto a los hábitos alimenticios y la autonomía, los expertos diferencian las edades de los niños. Entre los 2 y los 4 años es el momento perfecto para que los niños comiencen a comer solos y es también el momento para que aprendan que deben limpiarse en caso de mancharse.
De los 3 a los 6 años, ya un poco mayores, pero ya deben ir aprendiendo a usar cuchillo y tenedor (es responsabilidad de los adultos estar atentos a qué cuchillos utilizan), limpiarse solos y ayudar a colocar y recoger la mesa. En cualquier caso, para ayudar a los pequeños en esta tarea, los consejos de Madre Millennial pueden ser de gran utilidad, especialmente en las edades más tempranas.

El descanso: ¿cuánto deben dormir los niños en la primera etapa de la infancia?
En las primeras semanas de vida, los bebés pueden dormir un promedio de 15 a 16 horas por semana, repartidos entre las siestas nocturnas y diurnas, y despertando en el medio para comer. A medida que crecen, los lapsos se reducen y el tiempo de descanso también se reduce. Por el contrario, pueden aumentar los despertares, ya que el bebé comienza a ser consciente del mundo que lo rodea y su cerebro en crecimiento experimenta cambios que influyen en el flujo del sueño.
Los expertos aconsejan que el bebé permanezca en la misma habitación que la madre al menos hasta los seis meses y, si es posible, hasta el año de vida. El cambio a la cama podría hacerse de dos a tres años, aunque es algo que siempre debe depender de cada niño, ya que cada uno evoluciona de manera diferente y no todos están preparados a esa edad. A partir de esa edad y hasta los cuatro años es también cuando comienza a despertarse sin llorar, aprende a decir adiós antes de dormir y adquiere distintas nociones.
Ya con más madurez, entre los 3 y los 6 años comienzan a comprender la importancia de respetar el descanso del resto de miembros de la familia, se viste y se desviste por sí mismos y empieza a tomar conciencia sobre el cuidado de su propia cama.

La higiene y el cuidado de su propio cuerpo
Un tercer conjunto de hábitos que ayudan a los niños a ganar autonomía y conocer mejor su cuerpo y aprender a comportarse en la sociedad tiene que ver con la higiene. Es a partir de los 2 años cuando los niños pueden comenzar a usar el baño, lavarse las manos y secarlas, pedir ayuda para limpiarse si están manchadas y, por lo tanto, diferenciar entre estar limpias y sucias. La "lata" es importante, ya que el abandono del pañal es un proceso de maduración completa, en el que deben prepararse a nivel neurológico y también a nivel físico, y esto ocurre en cada niño a un ritmo diferente.
A medida que crecen, ganan madurez y esto les permite ser conscientes de que después de ir al baño deben limpiarse y que en los momentos de aseo y en las duchas tienen que enjabonarse, enjuagarse y secarse, así como soplar la nariz, adquieren higiene bucal y dejan limpios los espacios que utilizan.
Estos hábitos, y muchos más, deben ser potenciados por los adultos, que han de servir como guía, cuidador y acompañante.


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